Entre os textos para a prensa que me rexeitaron non só hai reseñas; cando Xosé Luis Méndez Ferrín foi elixido presidente da Real Academia Galega compuxera isto para o suplemento cultural no que traballaba, supoñendo que a noticia era o suficientemente relevante para merecelo; porén, non tiven en conta a furibunda antipatía que xa daquela, antes dos ruxerruxes mediáticos, inspiraba o poeta. As instruccións 'de arriba' eran tallantes ao respeito: nen pan, nen sal, nen espazos para el.
XOSÉ LUIS MÉNDEZ
FERRÍN : VOCE NA NÉBOA
Con la reciente elección de Xosé Luís Méndez Ferrín como presidente de la
Real Academia Gallega, dicha institución consolida con broche dorado una doble
trayectoria: la que por un lado continúa el carrousel
de presidencias recientes que han aumentado el estatus de la institución,
incluyendo historiadores de peso, como el saliente Barreiro Fernández o el
polímata Fernández del Riego, encarnación de continuidad en la cultura gallega
desde los años 30 al presente; por el otro, la que narra el ascenso del
escritor de Vilanova dos Infantes al máximo reconocimiento institucional,
cuando ya había conquistado el Parnaso galaico de las letras como su escritor
más prestigioso y su reiterado candidato al Nóbel.
La crónica vital y personal de Méndez Ferrín sirve de fresco y tapiz
descriptivo de los cambios y crecimientos de la literatura gallega
contemporánea, muchas de cuyas tendencias el es el encargado de inaugurarlas.
Tal perspectiva resultaba lejana de prever cuando comienza a dar sus primeros
pasos en una lejana Compostela del año 1955, posteriormente convertida por éste
en las imágenes de papel y tinta de No
ventre do silencio. Joven estudiante de raíces orensanas y viguesas y clase
media, su inmersión en la nueva estudiantina lo pone en contacto con la cultura
galleguista que sobrevive en los años grises del franquismo, arrimado al
proyecto de la Editorial Galaxia, Ramón Piñeiro y un Otero Pedrayo guía
magistral y profesor admirado, casi en exclusiva. Son estos dos los que reciben
la dedicatoria de su primera colectánea de relatos, Percival e outras historias. Inaugura también el Percival un río
subterráneo de escritura alegórica y evocativa que convivirá, mejor o peor, con
las otras inquietudes del momento, cifradas sobre todo en el existencialismo
sartreano, mejor plasmado en otros textos contemporáneos de Ferrín como su
poemario Voce na néboa (1957) o las
novelas O crepúsculo e as formigas y Arrabaldo do norde (1964). Todos los
textos testimonian también, más allá de su voluntad intergenérica (que el autor
ha seguido cultivando hasta el presente, aunque con una posición cada vez más
central para su poesía) al esfuerzo renovador de las letras gallegas que
representó la Nueva Narrativa Gallega.
Los aires venían de Europa, y los jóvenes proclamaban su rebeldía y su
militancia en las filas de Faulker, de Joyce, de Kafka y los escritores del Noveau Roman y la generación beat.
La reivindicación literaria va pareja de la política, constituyéndose en
una mitad del famoso binomio de pólvora y magnolias que han hecho
característico e inconfundible el estilo de Xosé Luis, y dado título a su
poemario más famoso. La fundación del grupo Brais Pinto y de la UPG se
compagina con versos de tono combativo y civil (como la poesía completa de su
heterónimo, Heriberto Bens, o el Sirventés
pola destrucción da Occitania). Precisamente la escritura de una novela
dedicada a los maquis gallegos llevará sus huesos a las cárceles de la
dictadura, pasando por Vigo, Coruña y el Penal del Dueso. De la estancia
carcelaria sacará, en palabras propias ‘una mayor compresión hacia las miserias
humanas’ y el borrador mental de la fábula-relato Retorno a Tagen Ata, otra pieza más de lo que ya se está
convirtiendo en sus obras en prosa en la gigantesca red intratextual de un
mundo tan propio, personal, poético y significativo como la Tierra Media de Tolkien.
La tormenta e impulso de la Transición no alteran rumbos ni objetivos en
Xosé Luis, aunque los progresivos desengaños y desencuentros políticos, que no
minan (y sigan sin minar casi treinta años después) su militancia y sus
postulados ideológicos se van alternando en mayor grado con su creciente
centralidad literaria. La segunda mitad de los setenta y la década de los
ochenta ven salír de su pluma el poemario Con
pólvora e magnolias, fusión del esteticismo formalista y del panfleto
político que inaugura el tono culturalista de la poesía de los 80. Crónica de Nós, Amor de Artur y Arrianos
testimonian un creciente dominio maestro del relato corto, al tiempo que Bretaña Esmeraldina pasa a ocupar
discutiblemente el trono por excelencia entre las novelas de la Nueva
Narrativa.
Y es que los trabajos y los días de los últimos años no han hecho más que
consolidar su posición canónica como centro de lo que Bourdieu teorizó como
Campo Literario. Escritor ‘para escritores’ con fama de difícil, sus libros
siguen marcando y cambiando tendencia (es el caso de su poemario Estirpe, del año 94). Su incorporación
al máximo sitial de Tabernas, 11 promete abrir un nuevo escenario en el que
verter su incombustible fuego y pasión por la lucha y arte entre los oscuros
nubarrones de un presente incierto.